Unos magos provenientes de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron por el rey de los judíos, que acababa de nacer. Al enterarse, el rey Herodes convocó a sumos sacerdotes y escribas, que le informaron que El había nacido en Belén de Judea. Herodes dijo entonces a los magos que fueran y que, al encontrarlo, le avisaran pues él también pretendía conocerlo. Luego de escucharlo, los magos siguieron una estrella, hasta que se detuvo sobre el sitio donde estaba el Niño y se llenaron de alegría. Al verlo junto a María, su madre, lo adoraron y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Finalmente, después de haber sido avisados en sueños de no volver junto a Herodes, regresaron a su país. Esto cuenta el único evangelio –según San Mateo– que menciona la presencia de los magos. No dice cuántos eran, cuáles sus nombres ni su ciudad de origen. Tampoco señala que fueran reyes. Siglos más tarde se convino que eran tres: Melchor, Gaspar y Baltasar. Según la religión católica, en la fiesta de la Epifanía se celebra no sólo la adoración de los Magos a Jesús, sino la manifestación del Señor ante los hombres.
A raíz del relato bíblico, surgieron muchas leyendas y costumbres. Una de ellas es que el 6 de enero los niños reciban regalos como señal de que los Reyes pasaron por sus casas. Por eso, en este día de ilusión no puede faltar un menú para los más chicos en el que también esté presente la rosca de Reyes.
Por Dolli Irigoyen
info@dolliirigoyen.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario